Llamada

- ¿Aló?
Hola...No sé que hacer...
- ¿Por qué dices eso?
Porque cada día siento unas ganas inmensas por estar a tu lado, por correr a verte, por llamarte, por contarte mis logros y que me des tu apoyo cuando lo necesito...
- ¿Y por qué no lo haces?
Porque esa fue una de las razones por las que nos separamos, porque empecé a necesitarte, tanto que no podía seguir sin ti. Y ahora que nos dimos la oportunidad de sanar, de cortar con la historia negativa que nos unía y solo perpetuar la bella historia de amor que tuvimos, construyendo sobre ella una relación sólida de amistad y amor, de apoyo mutuo; no quiero estropearla, con lo que siempre me dices que me falta...madurez. Pienso mil veces si es correcto el marcar tu número, si no estaré molestando, o sino seré imprudente el de un día para otro comenzar a llamarte. Pero sino lo hago quién, tú no lo harás... o tal vez si, pero nuestros tiempos son demasiado distintos.
- Pero calma, primero que todo no desesperes, no caigas en lo mismo de antes...respira. Te agradezco sinceramente que me llamaras, creo que estuvo bien, perdón por no responder al momento, pero he tenido un día agotador. Además aunque no me creas, pensaba en llamarte hoy. Te iba a proponer que nos vieramos esta semana, dentro del tiempo que ambos tuvieramos libre, para que conversaramos y siguieramos con esto. Entiende, que para mi también es dificil este momento, por todo lo que estoy pasando, pero a pesar de ello, me hago el tiempo para pensar en ti.
Gracias, este tipo de cosas, mas bien este tipo de cosas que me dices me hacen bien, me calman...sabes que la paciencia no es uno de mis fuertes. Te amo.
- Yo te quiero mucho. Ahora debo dejarte, me esperan para tomar el té.
Cuidate.
- Tú también, Adiós.
Chao.