Esta mañana, cuando desperté. Me sentí acabado, muerto…
Todo eso acabo cuando te vía mi lado, durmiendo como un bebé, eres hermosa hasta para soñar.
A pesar de todo lo que te amo, ayer casi cometo una locura, de aquellas que nunca se curan.
Estaba comprando un obsequio para ti, mi novia.
Cuando salí de la tienda, mi mirada se cruzo con otra. Era una mirada angelical, dulce, pero audaz.
Era una jovencita preciosa, debería tener la edad de tu hermana menor.
Fue un instante en que nuestras miradas se unieron, hicieron que el cosmos se detuviera, que no siguiera su rumbo.
Solo es momento me bastó para acabar con la cordura y dejar que entrara a mi razón la locura.
Ella también sintió lo mismo. No dudó en ningún momento en decirme con la mirada que la siguiera, yo tampoco dudé y la seguí.
Iba por lo menos un metro delante de mí con su hermosa morada me coqueteaba. Mientras caminaba, me decía, sígueme…apresúrate.
Yo estaba hipnotizado por sus ojos azules, bellos mares.
En ningún segundo pensé en lo que estaba haciendo, solo me dejé llevar.
Solo esperaba que no me encontrase con nadie conocido.
Solo esperaba estar haciendo lo correcto.
Caminamos por lo menos cinco minutos. Hasta que llegamos a un pasaje con poco público.
Ella paró, yo la seguí.
Se dio la vuelta, me tomo las manos y me acaricio, con un tacto angelical. Fue especial. Su respiración se unió con la mía. Mi corazón latía a mil por hora.
Estaba dispuesto a besarla. Contuve mis ganas por un instante. Fue en ese mismo momento cuando volvimos de nuestro trance de pasión y caímos rendidos en el tiempo real.
Ella me soltó las manos y se marchó…como si hubiese sucedido una gran explosión, la gente salió de todas partes y comenzó a caminar rápidamente.
Entre tanto tumulto no la pude seguir.
La busqué por un buen rato, hasta que la hallé. Estaba sentada en una banca de la plaza, en ese instante me quise morir.
No estaba sola, estaba con un joven de su misma edad, se estaban besando.
Creo que fue tanta mi emoción que lloré.
Me devolví a mi casa, con ánimo de nada.
Estaba perdido en mi corazón.
Sólo recuerdo que me dormí a tu lado.
Me siento de muerte a tu costado, cometí un gran error ayer. No te podría ver a los ojos de nuevo.
Te pido perdón, porque no hay nadie como tú.
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