Del mundo del que vengo todo es confusión.
El mundo se te puede venir encima de un momento a otro.
Por eso me dan ganas de gritar, cuando lo hago la gente a mi alrededor me queda viendo y habla de mí como si yo no estuviera allí.
Pero sé que a ellos también les encantaría gritar…
Eso es lo que menos me gusta de este mundo.
De ahí que nunca hacen las cosas como las sienten.
Si se sienten felices no se ponen a bailar y saltar por ahí, si tienen pena no llorar, les da vergüenza.
No se muestran tal como lo son.
Siempre están en silencio.
Es ese silencio el que me gusta acabar con mis gritos.
¡NO CAMBIARÉ, SÓLO SERE DIFERENTE!
(Molly)