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miércoles, 23 de mayo de 2007

Perfume del Recuerdo.


Acabo de sentir tu aroma.
Me desperté para verte a mi lado,
pero no eras tú.

Era sólo tu recuerdo.
El perfume de tu piel, cabellos...
Labios.

No eras tú.

Tanto que espero por tí.
No dejo de pensar en tu llegada.
Que digas lo que hace tanto quiero escuchar...
y creo que tu lo quieres decir...

Que te quedarás aquí, junto a mí.
Por mí y por...TI.

A pesar de lo que suceda siempre estaré contigo,
no me alejaré.

Te lo Juro.

miércoles, 16 de mayo de 2007

Incapaz.

Donde te fuiste a quedar.
Cuéntame, que sientes al mirar a tu interior.
Seguro que te perdiste en tu lugar y
olvidaste los recuerdos,
que ya no puedes hallar.

Si todo fuera como un camino
los demás te verían y te intentarían alcanzar.
Pero te perdiste
donde sólo encuentras
sentimientos.

Eres incapaz de darte por aludido
en tu corazón.
No logras estar de pie a mi lado,
Sigues por tu rumbo yendo y viniendo.
Ni siquiera eres capaz de tomar
en cuenta las predicciones.

Espero que no estés abajo conmigo
que no te falte nunca el amor,
que no te sientas sin ti.
Sabes que sin ti yo ya no voy.

Todo fue un tormento, un suplicio.
Pero todo cambia, se transforma.
Te busco, te encuentro.

Que extraña forma escogí para
Encontrar a mi Corazón.

Odiar … Perdonar … Olvidar … Amar.

jueves, 3 de mayo de 2007

El encierro del regreso.


En mi cuarto a oscuras, escuchando mis canciones dedicadas.

Me comencé a sentir tal cual como creo que te sentías tú ese día.
Sentí ganas de dormir, pero no tenía sueño, no podía quedarme calmo, estaba muy inquieto.

Comencé a pensar…o soñar, ya no lo sé; los buenos momentos que pasamos juntos, esos que nunca olvidaré. Los tendré en mí ser por siempre. Ellos me acompañaran hasta más allá de la muerte.

Algo por sobre todas las cosas espirituales y materiales me incomodaba…era una sensación de estar encerrado. Junto a este sentimiento nació una emoción, la de la soledad.

Me sentí atrapado por ellos, no podía soltar sus amarras y navegar por mi mente como lo añoro hacer.

No puedo dejar de sentirme encerrado en un cubo pequeño y oscuro. Tratando de escapar, cada vez que lo intento mí espacio se reduce.
Pensé que todo acabaría tal como empezó, sin darme cuenta de ello.

Pero creo que para eso estás Tú.

En el sitio mismo del umbral, en aquel instante en que todo se torna a ti…apareces tu y me guías…me instas a caminar de vuelta…quieres que cambie; aún recuerdo lo que me dijiste – Todo cambio conlleva una renovación, y toda renovación un sacrificio –.

Creo que era todo lo que necesitaba, porque de ahí que no recuerdo nada. Todo esa agonía espacial acabo como nuestra canción.

Pero me di cuenta que todo no termina ahí.
Escucho lo tambores de fondo, siento el aire espeso sobre mí; es el momento de actuar.
Lo que me dijiste no era solo una recomendación, sino más bien una petición, a la cual tu sabes tanto como yo, que si hubiera querido no la hubiese seguido. Pero no es así.

Era momento de pensar. Era momento de actuar.

El cambio ya sucedió, no se notó tal vez, o si bien yo no lo medí, los demás sí.
Todo tuvo su inicio y su propia culminación, eso estaba hecho.
Lo que me tocaba hacer ahora era propiciar la renovación.
Ese es el momento me mayor tensión, darme cuenta cual fue mi renovación.

Todos ustedes han estado en un momento u otro conmigo, me han conocido, escuchado y sufrido.
Pero ya nada sigue igual, todo cambió, se renovó.
Es hora de dejarlos partir, de no retenerlos más, si tu quisiste que no los viera más así será, no te cuestionaré.

Mi renovación se ha hecho.
Muchos han partido, otros llegado, unos cuantos regresados.
Es mejor así.
Creo que es lo mejor para ustedes estar…seguir sin mí.
Sucedió mi cambio, lista mi renovación, era tiempo de hacer mi sacrificio.

¿Era el tiempo?, ¿Es el lugar?, ¿Es lo que quiero?, ¿Es la persona?
Bueno sí.

Es tiempo. El sacrificio esta hecho.
Todo culmina, te dejo ir. Espero que puedas ayudar a los demás, tanto como a mí, te lo agradezco.
Te pido sólo una cosa más.
Cuídalos, ya que yo…ya no puedo.

Te amo!

Ángeles.


Seres celestiales, inmersos en el cosmos de Dios.
Andantes en las planicies del destino.
Mensajeros de los vivos y muertos.
Gente que te guía por tu amor.
Luces eternas de la vida.

Siempre hemos admirado a los ángeles, esas criaturas llenas de esperanza;

nunca hemos dudado de su misión.
Son ellos los que nos cuidan.

Son los seres más cercanos a Dios.
Pero esto no siempre fue así.
Hubo un tiempo en que los ángeles estaban aquí…con nosotros.
Eran mortales; podían morir.
Caminaban como tú y yo,

comían, dormían, hablaban, crecían y amaban.
Ellos nunca supieron que eran ángeles, los mensajeros de Dios.
Ayudaban sí, eso y mucho más.
Hacían vibrar sus corazones; entre y con nosotros.
Era gente que se funde en el entorno y en el amor.
Dios los envío para estar siempre con nosotros y vivir en miradas transparentes, recibir su luz.

Poder pasar y tocarnos.
Todo era perfecto.

Pero esa perfección acabó.
Dios los creo y ahora los convocó para regresar.

Volver a su antiguo hogar.

Todo lo celestial.
No se pudieron hacer esperar.

Han pasado muchos años ya, tanto que no lo recuerdo, pero creo que es bueno.

Cada vez que escucho esa canción me pongo a recordar algo borroso de mi memoria, fue hace mucho.
Recuerdo a esa gente que con sólo mirarla a los ojos sabrías como sería el verano y el invierno.
Gente que pedía por nosotros y que infundía fe, esperanza y paz.
Creo que nos llamaban ángeles.
Así como ahora te llaman a ti.
Esos mágicos y místicos seres de luz nunca se fueron,

permanecieron y hasta ahora puedo decir que hay ángeles entre nosotros…
Somos tú y yo.
No me digas que es ridículo, porque no es así.
Dios nos permitió quedarnos aquí con ellos, porque hacemos más falta que en el mismo olimpo.
Pero a cambio nunca podríamos manifestarnos ni recordarnos, pero eso acabó.

Es hora de despertar junto a los demás.
Porque no sólo nosotros somos ángeles, sino todos…aquellos que no esquivan nuestras miradas.

Recuerda que cada vez que vayas caminando y alguien te sonría, tu haz lo mismo porque es un ángel el que te saluda y tú como uno más se lo debes a él y a los demás.

Sólo nos queda seguir con lo nuestro.
Empezar cada día.